La teoría de los sistemas y los sistemas de producción en la ingeniería industrial
El laberinto de la dirección se vuelve más intrincado cuando se trata de aplicar la filosofía de la acción a los hechos. Por definición y derivación, un ejecutivo es alguien que actúa; él tiene el poder y la facultad de ejecutar. Con extensiones variables, su poder y amplitud de ejecución están restringidos por el medio ambiente dentro del cual opera y por los objetivos de su función. Es una parte de un conjunto mayor llamado dirección, definido nominalmente por su función de dirigir y regular juiciosamente el sistema.
La representación de un sistema de producción como un diagrama de bloques, muestra la representación insumo-conversión-resultado de forma bastante simbólica, pues no refleja la gran interacción de las partes dentro del sistema. Estas interacciones que ocurren día con día son los puntos clave de las acciones ejecutivas y representan los desafíos para la coordinación.
En la actualidad, el enfoque de sistemas es el término obligado y muy de moda en todo estudio de la dirección. Así se tiene sistemas de armamento diseñados por ingenieros de sistemas y evaluados por analistas de sistemas. En el contexto de la producción este énfasis es natural ya que, lógicamente, resultados más complicados requieren procesos más intrincados de conversión. Además, gracias al potencial del procesamiento de datos a gran velocidad, estos procesos ya se pueden integrar y controlar con gran precisión.
Algo fascinante del enfoque de los sistemas es que un sistema puede ser casi cualquier cosa que se quiera. La definición presenta un sistema como al colección de componentes funcionales que interactúan para alcanzar un objetivo. Un hombre que trabaja con una máquina es un sistema. El sistema de hombre-máquina es simplemente un componente en el sistema de una línea de producción y así sucesivamente, sistemas dentro de otros sistemas.